Cara de luna,
cara de panza,
como un desvelo
me mostró el reflejo.
Un instante,
como un relámpago,
en un parpadeo,
me entregó el secreto.
Sentí una descarga,
la piel erizada,
– de la verdad- ,
el asombro, habitando la mirada.
Y sentí la capa, por primera vez,
esa capa –coraza-, que creí mi casa,
llena de nieblas y de tinieblas…
se volvió agua.