Nigredo

21 de enero de 2023

Dentro de esta cueva de tierra oscura, negra, la primera,

en el corazón doliente de mi materia,

veo y siento un destello.

Cuando ya no queda nada y aún queda, y aparece y me aferro a la dignidad,

al autoengaño o al abuso,

a la miseria,

se escucha el pulso entrecortado de una nueva vida.

Entre la confusión y el asombro

se develan capas y capas de un mismo cuerpo.

Aquí donde nada soy, donde dejé de ser,

en su corazón,

parpadea la potencia de SER,

formas y combinaciones de sí misma,

nuevos, indefinidos e infinitos cuerpos.

Azufre, mercurio y sal.

El monstruo puja inmerso en la oscuridad del caos primordial.

La naturaleza se despliega como un portal,

canal de parto de la eternidad,

vasija cósmica,

vagina,

oportunidad para volver a empezar,

todo el tiempo,

una y otra vez.

Desde su lecho de tierra, se levanta y se eleva.

La luz coagulada es el faro que guía.

Me sitúo en el centro,

respiro y le ofrendo el soplo de vida.

En el corazón del nigredo,

rendida, arrodillada,

simplemente desaparezco.

Cierro los ojos y sigo cayendo, descendiendo,

propulsada por el viento me convierto en un destello

que se observa en lo alto del cielo.

De regreso a mi cuerpo, siento mis pies ahora firmes,

apoyados sobre un terreno nuevo,

desconocido.

Ahora SOY el destello de un FUEGO.

Con amor.                 
Silvia Mesa García.

Texto Silvia Mesa García, Imagen: Hans

 

Lo inevitable

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Un camino que se recorre a veces a tientas, a veces a oscuras, lleno de retos y pruebas, sin aparente rumbo ni coordenadas

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