En el centro mismo de este desgarro mío, emerge el llanto, de acero y guijarros.
Este grito que, ya, a nadie conmueve.
El canto de mi dolor, por la separación y el olvido.
Separación de mis madres, la de carne y la eterna, separación en dos partes y, el efecto del mismo.
Pero, este grito mío, también es porque hace frío y nadie más parece verme aquí. Sólo mamá.
Porque otros llegaron creyendo saber qué es mejor para nacer. Encendieron las luces, modularon el nivel del ruido y ordenaron qué hacer.
Profanaron el Templo de la Rosa.
Y ahora esperan que llore, como si nada, con prisas.
Y yo sólo puedo llorar. Es lo que esperan todos, es lo que espera mamá.
Y es lo único que de mi voz emerge, desde el centro de mi SER y de mi vientre.
Grito por este estallido que me divide en fragmentos.
Lo correcto vs lo incorrecto.
Obstetricia, neonatología, pediatría vs las técnicas naturistas.
Un universo de universos.
Mi iniciación a la peregrinación.
Lloro porque todos parecen dormidos, sin ver que, la batalla no es el camino.
La batalla converge en la rueda, de la repetición.
En la acción y la reacción perdemos la perspectiva de la mente que pelea consigo misma.
Grito porque soy lo nuevo y traigo un mensaje para el que quiera escucharme.
Para el que tenga ojos para ver y oídos para oír.
Se puede responder con homeostasis al orden del cielo.
Los opuestos son lo mismo.
El pasado necesita reconocer la creatividad de lo nuevo y lo nuevo, reconocer de dónde viene.
Sólo así puedo SER.
Yo soy lo nuevo y lo nuevo ES y NO ES a la vez.
Con Amor
Silvia Mesa García
Texto: Silvia Mesa García, Imagen Da Vinci Studies of Embryos Luc Viatour