Ondulación tililante que asciende y desciende,
eterna y cíclicamente,
en el cuerpo cósmico de mi tierra.
Crisálida púrpura que se esconde en el corazón de la matrioska.
Luna negra, luna clara, luna panza, luna de agua.
Desde mi centro me despliego como una danza,
giro y giro,
y desvelo los secretos de mis ancestras,
inscritos en el lenguaje de mi Naturaleza.
Atecocolli, concha de murex, caracola.
Regreso de mi niña al reino de la VIDA,
y al mar.
Viene una ola, se aleja la ola, me vuelve a empapar.
Entre risas y piruetas, siento la efervescencia de mi inocencia.
Su manita se despliega como un puente de regreso a la eternidad,
a ese lugar libre de adherencias y creencias donde reside la libertad.
Reinicio, origen, comienzo donde ya no hay nada que sostener.
Ombligo, canal, cordón umbilical.
Y la sangre,
manto rojo púrpura, ceremonial,
río que regresa al mar.
Caracol col col…
Mi niña mira hacia el frente, al lugar desde el cual un día vendrá.
Con amor.
Silvia Mesa García.